Hiperhidrosis axilar y toxina botulínica
La hiperhidrosis axilas es un trastorno que se caracteriza por una excesiva producción de sudor en una o varias zonas corporales de forma crónica y que puede llegar a afectar a las relaciones personales y las actividades sociales de las personas que lo sufren.
Las áreas que más frecuentemente están afectadas son las axilas, las manos y los pies.
La hiperhidrosis axilar es, por ejemplo, un motivo de consulta relativamente común entre hombres y mujeres que ven afectadas sus relaciones sociales, lo que les conlleva un malestar emocional y tener que vivir pendientes “de los cercos de sudor en la ropa o del olor que desprenden”.
Los candidatos a este tratamiento son aquellos que no resuelven el problema con tratamientos tópicos o medicación.
Aquellos pacientes a los que los tratamientos tópicos no les son suficientemente eficaces para combatir el exceso de sudoración, que no toleran la medicación oral porque les produce algún efecto secundario o que no pueden o quieren someterse a una cirugía de simpactectomia, son buenos candidatos a tratarse ese exceso de sudoración con toxina botulínica.
La toxina botulínica tipo A (Botox) se usa para el tratamiento de la sudoración intensa en las axilas.
Esta afección se llama hiperhidrosis axilar primaria.
- La toxina botulínica se inyecta en la axila para bloquear temporalmente los nervios que estimulan la sudoración, con la consiguiente disminución del sudor en el área tratada.
- El tratamiento es muy rápido de realizar, se aplica mediante micro inyecciones con una aguja de calibre muy fino y se puede incluso utilizar previamente un anestésico tópico en forma de crema para disminuir la molestia de las micro punciones.
El efecto de la toxina es temporal y los pacientes con sudoración más copiosa y afectación de su vida diaria se lo aplican dos veces al año.