Hola a todas: Quiero contaros la historia de un sueño. Tengo 50 años y tres hijos de 26, 22 y 15 años. En mi primer embarazo (yo tenía 23 años) se me destrozaron los músculos del abdomen, las estrías y el descolgamiento fueron de tal magnitud que desde ese día supe que nunca más me pondría un bikini, nunca más enseñaría mi abdomen y nunca más me pondría la ropa que a mí me gustaba. Los embarazos posteriores y el miedo al quirófano hicieron que viviera acostumbrada a no mirarme en el espejo. He de deciros que, además, y para más angustia mi pecho era muy pequeño y tenía una asimetría escandalosa.
Un día en septiembre de éste año alguien me habló del Dr. Mato-Ansorena y decidí (sin pensarlo demasiado) pedir cita. Y aquí empieza (sin yo saberlo) a hacerse realidad mi sueño. Me recibió el Dr. Mato-Ansorena, con la sonrisa más transparente y sincera que había visto en mi vida. Me habló con un cariño tremendo y cuando le conté mi sueño, me lo puso tan fácil, que sólo me respondió: “Yo voy a hacer que te gustes”. Me propuso hacerme en la misma operación una abdominoplastia y un aumento de pecho. Así de sencillo. Desde ese instante, todo su equipo, absolutamente maravilloso, me trataron con un cariño que hoy me cuesta saber que tendré que dejar de visitarles.
La entrada al quirófano, rodeada del Dr. Mato-Ansorena, de Tania (su enfermera) y de la anestesista, todos sonrientes y con una seguridad que hizo que me sintiera completamente tranquila. Me dijeron que me iban a cuidar, y que no iban a dejar que me pasara nada, que todo saldría bien. La operación salió perfecta, unas horas dormida y una noche en la Clínica.
Deciros que el primer mes es muy duro, la abdominoplastia y el aumento de pecho a la vez hicieron que mis movimientos fueran casi nulos, que necesitara ayuda para todo, que me doliera todo, que llorara por la impaciencia de verme bien, que estuviera hinchada, parecía que nunca iba a ver los resultados. No todo ha sido un camino de rosas, pero os prometo que merece la pena.
Han pasado dos meses de aquello, y no sabéis lo que ha cambiado mi vida, ni siquiera el Dr. Mato y maravilloso su equipo son capaces de imaginar toda la felicidad que me han dado. Siempre evité las piscinas, los hoteles con spa, la playa con amigos, que me viera mi pareja en sujetador, las tiendas de lencería….Ahora no veo el momento de que llegue el verano, entro como una posesa en todas las tiendas de lencería, me miro en el espejo y ME GUSTO!!, mi pareja está feliz. No ha sido un sueño hecho realidad…..ha sido mucho más.
Gracias Andrea, Patricia, Paz, Tania (os pongo por orden alfabético porque el cariño ha sido por igual), GRACIAS por vuestras sonrisas, vuestro cariño, vuestra paciencia…y mil gracias Dr. Mato-Ansorena, por regalarme éste sueño.