La primera persona que me habló de Silken Oil, me insistió en que no podía dejar de probar este aceite a base de germen de arroz, ya que era todo un descubrimiento, sobre todo para las pieles reactivas, que no aceptan ningún activo antiedad.
Pero tengo tantos cosméticos buenos en la cabeza (y en “cola” para probarlos en mi piel), que me olvidé del tema hasta que, a través de Facebook me contactó una amiga “virtual” para preguntarme si los creadores de la fórmula podían hacerme llegar el producto, sin ningún compromiso.
Luego fui recibiendo llamadas de varios amigos, que nada tenían que ver unos con otros -Rocío Márquez, Mónica Rozpide, Juancho Escudero–, para hacerme loas del producto. Y pensé: o es muy bueno, o sus creadores tienen muchos (y muy buenos) amigos.
Empecé a mirar la información con (más) cariño, y leí que lo tenían varias clínicas reconocidas como las Clínicas Mato Ansorena entre otros, centros todos ellos dirigidos por grandísimos profesionales, y que trabajan solamente con lo mejor del mercado. Que esos salones hubieran decidido apostar por un aceite español, tirando a baratito y que solo lleva 4 meses en el mercado, fue la gota que acabó de convencerme de que este elixir debía tener algo especial.
Y solo he tenido que usarlo 1 semana para darme cuenta de que lo tiene. Se trata de un aceite seco, que no engrasa en absoluto, y deja la piel con una luz estupenda, supongo que debido a la regeneración celular que promete.
Su mayor virtud es que contiene una dosis enorme de vitamina E (1125mg/kg) que, como muchos sabréis, es un potentísimo antioxidante con efecto luminosidad.
Y como solo contiene el germen de arroz 100% puro (otros productos del mercado tienen mezclas), lo pueden utilizar hasta las pieles más sensibles.
Otra cosa que me animó a escribir sobre Silken Oil es que es un cosmético español, valenciano para más datos.
Sus creadores, que llevan años viviendo entre arrozales y comprobando las virtudes antiedad del aceite de este cereal (se utiliza desde hace siglos en Oriente para blanquear la piel, y la industria cosmética europea lo incluye en las cremas para pieles intolerantes), simplemente lo han “embotellado” en su estado más puro. Mediante un proceso artesanal y patentado, recolectan el arroz del Parque Natural de La Albufera, separan el germen (es como un corazón que tienen los granos) del resto de componentes, y extraen su aceite durante la primera presión en frío, que es la forma de que mantengan intactas sus cualidades.
Para el doctor Javier Mato Ansorena, director de las clínicas que llevan su nombre en varias ciudades españolas,“es un fantástico complejo anti-envejecimiento, con vitaminas E y B, Betacaroteno, coenzima Q10, fitoesteroles y omega 3 y 6, que protege la piel de agresiones externas y de radicales libres”. Este cirujano plástico lo ha incorporado a su menú de tratamientos de cabina, y Silken Flash (1 hora, 90 €) es ya uno de los más demandados porque actúa como drenante (favoreciendo la desaparición de las bolsas y ojeras), restaura la humedad, reduce el envejecimiento prematuro de la piel, promueve la microcirculación sanguínea y la formación de colágeno, actúa como astringente en pieles con tendencia grasa, tiene propiedades aclarantes y se absorbe rápidamente sin dejar sensación grasa en la piel.
Además del aceite, han lanzado un Suero Antiaging, que incorpora extracto de mango, extracto de avena, ácido hialurónico, aceite de jojoba y manteca de karité; y un Jabón Artesanal, con aceite de germen de arroz es añadido en grandes cantidades mediante la técnica artesanal del jabón de Marsella.
Los que os animéis a probarlo, ya me contaréis si es tan estupendo como parece, porque yo ya estoy probando otra cosa (nunca dije que fuera fiel…a la cosmética, jeje).
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